sábado, 24 de abril de 2010

Los padres no son los únicos que se estresan por el desempleo



Los niños que viven en hogares donde al menos un padre carece de empleo se enfrentan potencialmente a diversos problemas emocionales, desde estrés y depresión hasta mal rendimiento en la escuela y problemas conductuales.

En una encuesta reciente de CBS News/New York Times de más de 700 adultos desempleados, casi la mitad que reportaron estar desempleados durante seis o más meses afirmaron que las vidas de sus hijos habían cambiado. Casi el 40 % apuntó que habían notado cambios en la conducta de sus hijos.

Para los niños criados en familias acomodadas de clase media, este podría ser su primer enfrentamiento con las dificultades. Para los que vienen de hogares que ya están en desventaja, perder aún más ingresos significa un estrés incluso mayor. Las necesidades básicas como los alimentos, la ropa y los artículos escolares comienzan a disminuir. El desempleo a largo plazo puede significar asistencia pública para una familia que nunca ha tenido dificultades económicas, o forzar una mudanza, según Ariel Kalil, profesora y psicóloga del desarrollo de la Facultad de estudios de políticas públicas Harris de la Universidad de Chicago.

Entre las señales comunes de angustia emocional en los niños se encuentran rabia y ansiedad sin explicación, apuntó Marta Flaum, psicóloga infantil de Chappaqua, Nueva York. Los cambios rápidos en las conductas sociales, que incluyen actos agresivos, y el rendimiento escolar también son señales. Los preadolescentes y adolescentes podrían ser los más afectados, porque están más conscientes de lo que sucede a su alrededor y sienten las consecuencias sociales del desempleo de forma más aguda. Hay menos dinero para las actividades extracurriculares, y su vida hogareña puede verse afectada.

Para ayudar a los niños a soportar emocionalmente las dificultades financieras, Walker y otros expertos ofrecieron varios consejos para los padres:

-Hable con sus hijos sobre la nueva realidad de la familia, pero intente no transmitir pánico. Sea positivo y consuele todo lo que pueda.

-Escuche a sus hijos.

-Esté atento a señales de ansiedad, preocupaciones y temores. Algunas podrían ser muy sutiles.

-Si cree que hay un problema, primero hable con el profesor de su hijo. Si se trata de un problema grave, busque ayuda psicológica.

-Si el matrimonio está en dificultades, intente mejorarlo. Los problemas matrimoniales añaden a la carga del niño.

-Si usted o su pareja experimenta ansiedad excesiva o depresión, busque ayuda.

Luis López L.
Tutor coordinador del ramo.
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